Cómo mantenerse motivado cuando se trabaja freelance


Muchos de nosotros, desde que alcanzamos la edad para ser trabajadores remunerados, tenemos como objetivo a largo o corto plazo encontrar la manera de independizarnos y proveernos  nuestra propia remuneración.

Una triste realidad es que no todo el mundo ama lo que hace para vivir. Casi nadie lo hace. Sin embargo, algunas personas tienen la cualidad de entregarse completa y sinceramente a sus responsabilidades laborales. Pertenecer a una empresa, a una comunidad profesional, suele empujar a la gente a comprometerse con una meta, a pesar de que no sea necesariamente lo que les guste hacer.



Ése es el principal problema cuando nos independizamos y somos nuestros propios jefes: mantener la motivación.

Lo primero que te debes plantear es qué es lo que quieres hacer. Lo ideal es que sea algo que disfrutes tanto que lo harías de manera gratuita. Hay un dicho que profesa: “Escoge un trabajo que amas y más nunca trabajarás en el resto de tu vida”. Porque, aunque suene ingenuo, tomarse el trabajo en el sentido más ‘fastidioso’ del término, hará que termines odiando cualquier cosa que hagas.


Ventajas y peligros de la independencia laboral
Flexibilidad de horario: la mejor manera de organizar el tiempo es tener la libertad de organizarlo uno mismo. El hecho de que la mayoría de los días no tengas que estar en un lugar determinado y a una hora determinada, te da una sensación de libertad increíble, para hacer lo que todo lo que te propongas hacer….  Pero tanta libertad puede poner en peligro la productividad. Caer en la tentación de pasar toda una mañana en la cama viendo la televisión  no te traerá buenos resultados. La disciplina es vital, y ésta ya no te la proporcionará más las normas de una empresa.



Trabajas a tu ritmo, pero tu ritmo será cada vez más fuerte: bájate de la nube de los sueños si piensas trabajar por tu cuenta en un futuro cercano. Quizás evitarás el estrés del tráfico (en caso de que trabajes desde casa) y el tedio de los horarios de oficina, pero eso no implica que trabajarás menos. De hecho, trabajarás más duro que nunca.

Por eso te damos, para finalizar, estos tres principios básicos que debes cumplir a cabalidad para que la pereza, la dispersión y la improductividad no vuelvan añicos tus sueños de libertad laboral:


1. ¡No duermas hasta tarde!
No estás en la universidad, donde era una gracia tener una noche alocada entre semana y llegar tarde a las clases de la mañana siguiente (o no llegar nunca). ¡Estamos hablando de tu independencia económica! Recuerda el dicho al que madruga Dios lo ayuda. Y, de verdad, no tienes que madrugar, menos si trabajas en tu propia casa, pero sí debes acoplar tu reloj biológico para que sienta el mismo peso de la responsabilidad cada mañana.



2. Respeta los fines de semana
Esto no sólo quiere decir que tengas días de descanso. Relacionado con el punto anterior: cada noche no es una noche de fin de semana.  Si no respetas este principio, el límite entre los días de semana y los fines de semana se borrará y ese es un camino que te llevará a un desajuste existencial  e improductivo muy grave.


3. Utiliza el tiempo extra sabiamente
Administrar correctamente las horas de tu día te trae un gran beneficio: ahora podrás hacer todas esas cosas que antes no hacías por ‘no tener tiempo’, como hacer ejercicio, inscribirte en un gimnasio, comenzar una alimentación más saludable, leer, ir al cine, pasar más tiempo con tu pareja y con tus hijos (en caso de tener hijos). En fin, haz algo bueno por tu vida y no te limites a sentarte a ver televisión.



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