Descubre los falsos mitos sobre el pan


Las dietas sin hidratos de carbono han distorsionado tanto el patrón alimentario mediterráneo que se da por hecho que hay que restringir o reducir de manera drástica la ingesta de pan para evitar la ganancia de peso.

La evidencia científica prueba que el pan de cada día puede ser un aliado para mantener la línea. Erróneamente, se ha ido extendiendo la creencia de que el pan engorda una barbaridad, sin reparar en que la culpa no es del pan, sino de lo que lo acompaña o le ponemos dentro.

Así que vamos ir desmontando mitos acerca del pan y dando pistas sobre los beneficios nutricionales de un alimento básico de nuestra dieta desde la Prehistoria.


El pan engorda
Empieza a creerte que el pan no contribuye de ningún modo al sobrepeso. Por qué no íbamos a comer pan si, tomado en cantidades adecuadas, como fuente de carbohidratos, se asocia a la reducción del riesgo de enfermedades cardiovasculares y de algunos tipos de cáncer. Además, en todo caso, el que engordas eres tú, no el pan. Bromas aparte, siempre que lo consumas de forma moderada, el pan es saludable y no te hará engordar.


El pan integral tiene menos calorías
El valor calórico del pan blanco y del integral es semejante, pero el último conserva el germen y el salvado del grano del trigo. La diferencia está en el elevado aporte de fibra dietética del pan integral, la cual retrasa la absorción de la glucosa, produce sensación de saciedad y ayuda a combatir el estreñimiento. Por lo tanto, la versión integral es más sana y llena más, aunque su aporte calórico es muy similar.


Todos los panes son igual de saludables
Hay que tener cuidado con los panes que venden en gasolineras, cafeterías, restaurantes y supermercados, puesto que están llenos de aditivos, mejorantes y grasas saturadas para que aguanten más tiempo y resulten muy sabrosos al paladar. Los alimentos procesados no son recomendables desde el punto de vista nutricional. El pan saludable es el artesano de toda la vida, aquel que se elabora con agua, harina (normal o integral), levadura y sal, ingredientes de primera calidad a los que los panaderos dan forma en los tradicionales hornos de piedra.

Si te animas a preparar pan casero, puedes añadirle semillas, frutos secos troceados y salvado de avena. Hay infinidad de posibilidades. Pero, en definitiva, un pan precocinado no será, jamás, ni tan saludable ni tendrá el mismo sabor y textura que uno hecho por ti mismo.


La miga engorda el doble que la corteza
Por lógica, la corteza se forma cuando el agua de la capa externa del pan se evapora al introducirlo en el horno, de modo que la composición es la misma. Mucha gente retira la miga al pan sin caer en que, a igual peso, la corteza tiene más calorías que la miga. Ojo también con los biscotes y el pan tostado, porque cuesta controlar las cantidades y solemos cometer excesos.


Los diabéticos no pueden comer pan
El último mito hace referencia a que una persona con diabetes no puede o debe consumir pan. Los diabéticos no tienen por qué dejar de comer pan, pueden incluirlo en la dieta controlando la cantidad de este y de otros alimentos clasificados como carbohidratos. Es más, la fibra del pan integral le viene muy bien a los diabéticos, tal y como asegura un estudio, dado que ayuda a regular los niveles de azúcar en sangre y el colesterol.



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