El yoga es beneficioso para los niños


El yoga no solamente puede ser beneficioso para los adultos, sino que también favorece la flexibilidad, la tranquilidad y aumenta la fuerza de los más pequeños. Descubre cómo implementar esta práctica en la rutina de tus hijos.

Muchos niños, hoy en día, tienen una agenda apretada dado que realizan diversas actividades diarias que los dejan con poco tiempo para el ocio. Esto sucede porque, luego de asistir toda la mañana al colegio, concurren también a clases de idiomas, arte, teatro o danzas, y luego practican algún deporte.

Por eso, no podemos decir que el estrés sea un problema solamente de los adultos, por el contrario, aquellos niños que tienen una rutina sobrecargada también pueden sufrirlo, por los que es necesario tomar medidas para que puedan prevenir tal agotamiento.

Justamente el yoga para niños es una alternativa muy beneficiosa para aquellos pequeños que necesiten encontrar un momento de tranquilidad y de relajación que les permita mejorar su predisposición a la hora de enfrentar los desafíos cotidianos.

Pero esta disciplina tradicional -tan difundida entre lo más grandes, pero poco aprovechada entre los más chicos- no sólo es ventajosa porque contribuye a la reducción del estrés infantil, sino también porque ayuda a mejorar la flexibilidad; a aumentar la energía, fuerza y equilibrio; a obtener conciencia del propio cuerpo y reeducar la postura, así como también a canalizar las emociones de manera creativa e incrementar el autoestima.

Existen múltiples motivos para incentivar a tu hijo a que se interese por el yoga y, para lograrlo, nada mejor que despertar su curiosidad mostrándole aquellas posturas que llevan el nombre de sus animales favoritos. A continuación, te contamos cómo dar los primeros pasos, haciendo junto a él la posición del perro y de la cobra de la forma más divertida y satisfactoria.


Actitud perruna
1. Prepárense para imitar a su perro cuando se estira de un plácido sueño.
2. Recuéstense boca a bajo, apoyando las manos a los lados del pecho y al ancho de los hombros, separando los pies al ancho de las caderas.
3. Doblen las rodillas y lleven los glúteos hacia los talones.
4. Extiendan las piernas hacia arriba y levanten cadera. En este paso, es importante intentar mantener los talones hacia atrás, apuntando hacia el piso.
5. Una vez que lograron la posición del perro, hagan fuerza con el pecho en dirección hacia los muslos. Dejen siempre que la cabeza cuelgue hacia abajo de forma relajada.
6. Manténganse unos instantes así, respirando de forma lenta y profunda.


La hora de la cobra
1. Recuéstense nuevamente boca abajo con las piernas y los pies juntos y estirados, y las manos en el suelo a la altura de las axilas, con los dedos apuntando hacia adelante.
2. Con movimientos suaves y siguiendo el ritmo de la respiración, eleven la cabeza y flexionen el tronco hacia atrás hasta que los brazos estén estirados, deslizándolos unos centímetros hacia adelante. La pelvis y la región umbilical deben mantenerse siempre en el suelo.
3. Una vez que alcanzaron la posición de la cobra, abran el pecho y respiren profundamente durante cinco segundos.

Luego de lograr cada figura pueden volver a la posición original, detenerse un momento y repetir los movimientos.

Es importante no cansar a los niños con nombres e indicaciones difíciles, sino llevar la práctica con humor y detenerse lentamente en cada una de las metas que se buscan.

Una vez que notes que tu pequeño se ha interesado, lo ideal es que pueda compartir la experiencia junto a otros niños en el marco de una clase con un profesor capacitado.

Ahora que lo conoces, ¿crees que el yoga infantil puede ser beneficioso para tu niño?

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