Come más sano y cambia tu vida

Si sabemos en qué consiste una dieta saludable, ¿por qué nos cuesta tanto incorporar esos hábitos? La nutrición integrativa tiene en cuenta la estrecha relación entre dieta, emociones y entorno, y ofrece pautas para introducir los cambios necesarios poco a poco y a medida.

Cuando se quiere modificar algo en la vida parece que se tienen que alinear todos los astros para que uno sea capaz de dar el paso.

Los cambios son difíciles y por eso a menudo esperamos a que la vida lo ponga fácil, y si no, somos capaces de aguantar mucho tiempo manteniendo una actitud conformista. Pero en ocasiones, la necesidad de cambio, la convicción y el compromiso con lo que se quiere es tan fuerte como para luchar y conseguirlo. Esta exposición de fortaleza es muy bonita, pero no es precisamente fácil…

Compromiso con el cambio
La nutrición integrativa busca encontrar el patrón de alimentación ideal para cada persona teniendo en cuenta todos los aspectos posibles: físicos, psíquicos, emocionales, de estilo de vida y del entorno. El margen de actuación es tan amplio como lo requiera cada uno y es el propio implicado el que marca los tiempos en el proceso. Una de las claves para evitar el fracaso es que la persona tenga claro que se trata de «un proceso», un camino con obstáculos y dificultades con el que hay que comprometerse.

4 pasos para conseguir un cambio definitivo

1. Marcarse objetivos
Son imprescindibles para hallar la motivación y ponerse manos a la obra. Con objetivos concretos y tangibles se consigue una actitud proactiva y se visualiza un futuro. Siempre hay que buscar el «para qué» hacer los cambios y así darles un mayor sentido. La nutrición integrativa busca objetivos de salud y bienestar porque resulta motivador.


2. Conocer el momento físico, mental y emocional actual
Cada persona con sus circunstancias necesita un tipo de alimentación determinado y hay que reflexionar sobre ello: ¿cómo estoy comiendo?, ¿cuáles son mis horarios, mis alimentos preferidos, qué rutinas sigo?, ¿qué hace que coma así?, ¿cómo influyen el trabajo, la familia, el ocio, los gustos…?, ¿cómo me afecta lo que como? Un buen ejercicio es apuntar durante una semana todo lo que se come con horarios, lugares, compañías e incluso los «para qué» buscamos estas maneras de comer en cada momento.

3. Encontrar alternativas
Una vez que uno es consciente de lo que tiene que modificar, hay que buscar alternativas y herramientas que hagan que el cambio sea productivo. Retirar un alimento y no tener un sustituto más adecuado es un error, dejar de ir a cenar una hamburguesa con amigos y no buscar la alternativa lúdica adecuada, también lo es. Por esto la nutrición integrativa la incorporación de nuevos alimentos que enriquecen la nutrición y amplían el abanico de posibilidades.


4. Comprometerse con estos cambios
El compromiso resulta más sencillo cuando se ha realizado todo el proceso anterior. Ya sé lo que me perjudica, lo que necesito para mejorar, el objetivo de cada cambio y esto ha resultado ser positivo para mi salud y bienestar.


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