Síndrome de Burnout: El extremo del estrés laboral


No existe una definición unánimemente aceptada sobre el síndrome de Burnout pero existe consenso en considerar que aparece en el individuo como una respuesta al estrés laboral crónico.


Síndrome de Burnout
Se trata de una experiencia subjetiva interna que agrupa sentimientos y actitudes con un cariz negativo para el sujeto dado que implica alteraciones y disfunciones psicofisiológicas con consecuencias nocivas tanto para la organización (absentismo, rotación, disminución de la productividad, de la calidad, abandono del puesto de trabajo…) como para la propia persona (enfermedades psicosomáticas, estados ansiosos y/o depresivos).

Por otra parte hay que destacar que aparece como resultado de un proceso continuo en el que sobre todo fallan las estrategias de afrontamiento que suele emplear el sujeto.

 Las dimensiones que contribuyen a delimitar el constructo son:

El cansancio emocional, caracterizado por la pérdida progresiva de energía, agotamiento y fatiga a nivel afectivo.

La despersonalización, manifestada por irritabilidad, actitudes negativas y respuestas frías e impersonales hacia las personas (pacientes, alumnos…). Estas personas son vistas de forma deshumanizada debido a un endurecimiento afectivo.

La falta de realización personal con respuestas negativas hacia sí mismo y el trabajo.

Cuando las estrategias de afrontamiento empleadas inicialmente no resultan exitosas, conllevan tanto al fracaso profesional como en las relaciones interpersonales con los sujetos hacia los que se destina el trabajo. Por eso, la respuesta desarrollada son sentimientos de baja realización personal en el trabajo y agotamiento emocional. Ante estos sentimientos, el sujeto desarrolla actitudes de despersonalización como nueva forma de afrontamiento.


Variables individuales implicadas
Estas se consideran facilitadoras del síndrome de Burnout y son de carácter demográfico, de personalidad, de orientación profesional y estrategias de afrontamiento.

Considerando la variable sexo, se puede afirmar que existen diferencias significativas en las actitudes de despersonalización, de manera que los varones puntúan más alto que las mujeres. Estas diferencias pueden hallarse en los diferentes procesos de socialización seguidos para los roles masculino y femenino, y su interacción con los perfiles y requisitos de las distintas ocupaciones.

Nuestra cultura enfatiza para el rol femenino la interdependencia y la habilidad en las relaciones interpersonales. De esta forma, las mujeres son menos propensas a responder a las personas con problemas de forma encallecida.

 Respecto a la variable edad, de un alto porcentaje de estudios se obtiene que a mayor edad, los sujetos expresan menos sentimientos de quemarse por el trabajo. Los profesionales de más edad han desarrollado a lo largo de su vida mejores estrategias de afrontamiento del estrés y expectativas profesionales más reales, pueden desarrollar una variedad de conductas y actitudes para reducir la probabilidad de quemarse por el trabajo.

En cuanto a las variables de personalidad, los profesionales más proclives a quemarse por el trabajo son sujetos empáticos, idealistas, altruistas, obsesivos y entusiastas. Así mismo, cierto número de estudios concluyen que los sujetos con un patrón de personalidad tipo A, baja autoconfianza y locus de control externo experimentan con mayor frecuencia sensaciones y actitudes del síndrome mientras que los sujetos con “personalidad resistente o hardiness” las experimentan con menos frecuencia.

Los sujetos con mayores expectativas de eficacia y competencia experimentan con mayor frecuencia sentimientos de realización personal en el trabajo, y en menor medida bajos sentimientos de agotamiento emocional y despersonalización. Por lo que se refiere a la autoestima, el agotamiento emocional correlaciona más intensamente con ella, mientras que la realización personal en el trabajo correlaciona en menor medida.


Estrés laboral
La Orientación profesional se refiere a la valoración que el trabajo tiene para el individuo. Existen cuatro tipos de orientaciones profesionales:

Los activistas sociales son personas idealistas, dinámicas y socialmente comprometidas pero sufren los mayores niveles de burnout así como menor satisfacción por el trabajo y peores resultados en salud física y psicológica.

Los escaladores persiguen el éxito y son muy competitivos pero obtienen mucho grado de satisfacción en el trabajo así como menos estrés.

Los artesanos buscan desarrollar sus habilidades y autorrealizarse personal y profesionalmente, suelen disfrutar mientras trabajan así que son los que menos estrés sufren.
Los autoorientados están más interesados en su vida personal y les interesa poco el trabajo, por lo que suelen buscar actividades fuera de él. Muestran baja satisfacción en el trabajo, alto absentismo y niveles altos de burnout y estrés.

Las estrategias de afrontamiento sirven para prevenir y amortiguar el síndrome de burnout. Los sujetos que emplean habitualmente estrategias de carácter activo o centradas en el problema, reflejan menos burnout que los sujetos que emplean estrategias de evitación, escape, o centradas en la emoción.


Variables grupales implicadas
Estas se centran fundamentalmente en el apoyo social, que es la ayuda real o percibida que el individuo obtiene de las relaciones interpersonales tanto en el plano emocional como en el instrumental. El apoyo social fomenta la salud independientemente del nivel de estrés, además protege de los efectos perjudiciales de los eventos vitales estresantes. Los efectos moduladores de la falta de apoyo social aparecen principalmente en la dimensión de agotamiento emocional.


Variables organizacionales implicadas
Estas variables han sido consideradas como desencadenantes y las más importantes son: el nivel de ruido, el confort físico, la sobrecarga laboral percibida, la oportunidad para usar las habilidades adquiridas, el estrés por desempeño de roles, las relaciones interpersonales, la seguridad en el puesto de trabajo, las nuevas tecnologías, las dimensiones estructurales, la participación en la toma de decisiones, el nivel de autonomía y el grado de apoyo social.

En el momento actual no existe ninguna medida terapéutica que por sí sola pueda ser efectiva frente al burnout. En general, los programas suelen integrar el análisis del proceso del estrés y sus posibles antecedentes junto al entrenamiento en gestión del tiempo, en estrategias de afrontamiento y en la modificación del estilo de vida.

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