Los mejores consejos para comenzar a practicar yoga


El yoga te da mucho pero hay que hacerlo bien. Y con esto, no me refiero a que las posturas sean perfectas, para nada, pues lo que hagas te va a servir y en yoga no hay comparaciones porque somos únicos. Me refiero a practicarlo de acuerdo con la esencia más auténtica de la tradición. Sólo si lo hacemos con la actitud correcta, estaremos haciendo yoga, que es una unión entre nuestra mente, cuerpo y espíritu.


Estos cinco consejos se basan en lo que entendemos como “yoga”. Porque, además de unas prácticas, se trata de un estado de conciencia y una forma de vida no radical ni religiosa, basada en hermosos principios como la compasión, el equilibrio, la apertura y el contento. El yoga no es difícil, sólo pide de nosotros un poco de compromiso y que tengamos en cuenta una actitud que honre su esencia, para una práctica segura y con grandes bondades.


Comienza por el principio
La forma más recomendable de comenzar a practicar yoga es buscando una clase para principiantes. La tradición dependerá de lo que estás buscando, pues hay algunos más suaves y otros más fuertes.

La mayoría de estilos de yoga en realidad son clases de posturas de yoga (asanas en sánscrito), que es sólo un componente de este sistema, y que vienen de la tradición del hatha yoga. En las clases para principiantes habrá un ambiente tranquilo y silencioso que te va a ayudar a tener sentirte bien y en paz.

Posiblemente te darán una introducción de lo que es el yoga, te explicarán paso a paso cómo hacer algunas posturas básicas (recuerda que las básica pueden ser las más importantes) y estarán atentos a tus preguntas y necesidades.

Es importante comenzar desde el principio para evitar que te lastimes, para que tengas buenas bases en tu práctica, para que intentes algo adecuado a ti y para que tengas más ayuda personalizada. En lugar de agrandar el ego, el yoga nos enseña apertura y humildad. Intenta tener una actitud abierta y fresca tanto en el yoga como en la vida.


Acércate con apertura y curiosidad
El yoga es algo nuevo para ti y, como tal, puede generarte muchos pensamientos y expectativas. Para algunas personas, es intimidante estar en un grupo con más gente haciendo ejercicios que nunca han hecho y temen enfrentarse a algo que no conocen. Otros temen un ambiente extraño y una nueva forma de pensar.

Como el yoga se ha vuelto más conocido en los últimos años hay menos mitos, pero sigue habiendo algunas creencias equivocadas y nuestra mente tenderá naturalmente a juzgar. Sólo te digo que en yoga prima una actitud amigable y que todos están aprendiendo, como tú. Que si vas con total apertura ante esta práctica y su hermosa sabiduría, tal vez tu vida sea mejor. Que si hubo algo que no te convenció, le des otra oportunidad.

Conserva esta apertura que te da encontrarte con algo nuevo. La apertura es lindo tenerla siempre, porque implica dejar toda la carga de ideas preconcebidas para descubrir que cada instante es nuevo y que siempre hay mucho para aprender.


No te compares con nadie
Mucha gente me dice: “yo no sirvo para hacer yoga”. Esto es realmente triste, porque este pensamiento es totalmente contradictorio con la esencia del yoga. Nadie es "bueno" ni "malo" para hacer yoga: el yoga es una práctica para todo el mundo. Es esencial comprender esto porque está en el corazón de la esencia del yoga.

Y es que esta tradición es exactamente lo opuesto a la comparación y a la competencia. Es un método en el cual llevamos la atención hacia nuestro interior y a lo que estamos haciendo, sin juzgarnos. El hatha yoga (el yoga de posturas) es otra forma de yoga que tiene muchos beneficios físicos, pero que además constituye una manera de calmar la mente.

Las comparaciones y las ganas de ser mejores que los demás, o pensar que no somos lo suficientemente buenos, es una característica de nuestra mente. En yoga intentamos estar en silencio y no escuchar estos discursos que nos perturban. Libérate del "deber ser", pues en yoga no tienes que demostrar nada. Celebramos lo que eres.


Sé bondadoso con tu cuerpo
En yoga aceptamos lo que es. Si tu cuerpo es súper flexible o súper tieso es parte de este "dejar ser". Ten paciencia y no creas que debes lograr ninguna postura impresionante. La práctica es el fin en sí mismo por todo lo que te da. Además, algunos días estamos más flexibles que otros. Algunas veces nos sentimos mejor que otros.

Parte de la práctica es aceptarnos como somos; es parte de un entrenamiento que nos servirá para muchos otros aspectos de nuestra vida, porque aceptar nos libera del sufrimiento ante nuestras expectativas. El yoga también nos lleva a que cuidemos nuestro cuerpo. Uno de los valores espirituales que promueve el yoga es la compasión, que debe ser extensiva a nosotros mismos y a todos los demás seres.

El principio número uno que se honra en el yoga es ahimsa: no-violencia. Por esto, el yoga verdadero nunca fuerza el cuerpo. Por el contrario, se trata de escucharlo y agradecer todo lo que hace por nosotros. La práctica de yoga no es una prueba física sino una forma de fortalecerlo.


Mantén la mente presente y el corazón abierto
El yoga está estrechamente ligada con la conciencia plena, o mindfulness. El mindfulness requiere estar con la mente aquí y ahora. Cuando estamos viviendo el momento presente estamos con la mente liberada del pasado y de los temores del futuro, de miles de pensamientos y juicios que nos quitan la paz interior.

Estar con la mente en el momento presente nos da claridad mental y sosiego. Siente cómo responde tu cuerpo y haz cada ejercicio de manera consciente, no mecánica. Sé un observador de tus pensamientos, que inevitablemente llegarán, pero que podrás dejar pasar, sin “engancharte” en ellos, porque son sólo eso, pensamientos.

Lleva tu atención a tu respiración y hazla profunda y amplia, pues esta nos permite liberarnos de cargas y llenarnos de energía.  Permítete estar en ese espacio de sanación y deja por un momento tus preocupaciones a un lado y haz la práctica hasta el final.

Deja tus expectativas sobre lo que quisieras que pudieras hacer o como quisieras que fueran las cosas y fluye con lo que es. Sustituye un sentimiento negativo por otro constructivo. Utiliza el juego y el sentido del humor. Cambia lo amargo por lo dulce. Disfruta de la práctica, porque es muy placentera. Valora el proceso. Piensa con contento y gratitud. Respira.

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