¡Ir al trabajo en estado zen es posible!


Optar por el buen humor y ver el lado positivo de ir a trabajar en los tiempos que corren es fundamental ¿Pero cómo conseguirlo a diario? Para que ir a la oficina no se te haga tan cuesta arriba basta con adoptar una buena actitud. Pequeña guía de supervivencia para ir al trabajo ¡en estado zen!

El trabajo perfecto no existe. En cambio, disfrutar de lo que haces, aunque la tarea no sea la soñada, es posible.
El buen propósito: Empieza por hacer una lista de todas las cosas que te gustan de tu puesto. No siempre podemos elegir nuestra actividad, pero sí la actitud con la que acometerla. Para que tu trabajo te parezca interesante, busca la manera de hacerlo estimulante.


Piensa en positivo
Hay momentos en los que hacer unas simples fotocopias, sobre todo antes de una reunión, se transforma en un drama.

El buen propósito: entrena los pensamientos positivos. Cuando las cosas van mal, intenta preguntarte de qué manera puedes mejorar la situación. Eso te permitirá guardar la energía para las cosas importantes en lugar de dejarte “arrollar” por los acontecimientos anodinos. Y sé creativa, verás que así todo es más gratificante.


Aumenta tu autoestima
¿El estrés y la fatiga te bajan la autoestima, sientes que no estabas a la altura de las circunstancias?

El buen propósito: creer en uno mismo y en las propias capacidades a la hora de llevar a cabo un proyecto profesional da seguridad. La autoconfianza ayuda a sentirse más competente. Y viceversa, sentirse incompetente puede generar mucho estrés. Cuando vuelvas de las vacaciones, haz hincapié en las cualidades y en los conocimientos que posees para defender tus proyectos.


¿Sobrecargarte suele ser tu forma de trabajar?
El buen propósito: es mejor fijarse objetivos realizables. Rendir sin parar viene acompañado de mucha presión, la cual es nociva tanto para la moral como para el organismo. Establecerse desafíos es importante para mantener la motivación; saber disfrutar de los objetivos cumplidos, también. Estar contenta en el trabajo depende de ese equilibrio.


Haz una pausa para comer
¿Comes a menudo delante del ordenador?

El buen propósito: la hora del almuerzo tiene dos objetivos, cargar energía a través de los alimentos y hacer una pausa. Renunciar a la hora de la comida es perjudicial. Lo ideal es que hagas una pausa agradable y que no hables de trabajo. Si estás obligada a comer en tu oficina, sigue dos consejos: apaga el ordenador y pon el contestador automático.


Muévete regularmente
¿Te pasas horas pegada al ordenador y tus pausas consisten en ir al baño o en ir y venir de la sala de reuniones?

El buen propósito: no esperes a estar saturada, física y mentalmente, para moverte. Las pausas regulares son fundamentales para sentirse bien en el trabajo. Lo ideal es cambiar de actividad cada dos horas. Darse una vuelta por el pasillo, estirarse o tomar el aire es suficiente. Se trata de buenos reflejos que, a la larga, mejorarán tu calidad de vida.


Mejora las relaciones en la oficina
¿Evitas las conversaciones personales con tus compañera porque te da la impresión de perder un  tiempo muy valioso?

El buen propósito: las dificultades con los colegas vienen del hecho de que “no nos sentimos seguros con el otro”, asegura la psicoterapeuta relacional Isabelle Filliozat. Inconscientemente, todavía percibimos al colega y al jefe como enemigos, y muchas veces no entran en el registro de los aliados. Para romper el hielo, puedes manifestarles tu interés o demostrarte un poco más cálida. Pregúntales sobre las vacaciones, sus hijos o sus aficiones. Una clave relacional simple y más eficaz de lo que parece.


Organízate mejor
¿Sientes que el día es demasiado corto para asumir toda la carga de trabajo?

El buen propósito: la organización permite bajar el nivel de autocrítica. Para administrar mejor tu tiempo, debes determinar cuáles son tus objetivos. Una vez definidos, establece prioridades y reparte tus tareas en tres categorías:

A. Las tareas urgentes e importantes.

B. Las tareas importantes pero menos urgentes.

C. Las tareas de rutina menos prioritarias. Varía tus actividades a fin de quitarles presión a tus tareas prioritarias.

Al final del día, haz un planning para el día siguiente.


Delimita la esfera personal
¿Tu horario de trabajo se extiende a la noche y a los fines de semana?

El buen propósito: los psicólogos conductistas recomiendan algunos gestos simples para preservar el preciado equilibrio, y todos tienen como objetivo delimitar el territorio profesional del personal. No te lleves trabajo a casa y no atiendas llamadas profesionales después ni antes del horario de trabajo, etc.


Disfruta de la vida
¿Después de la oficina, tienes la costumbre de meterte en un atasco o en el metro atestado de pasajeros?

El buen propósito: tómate un momento para ti misma. Tómate un café mientras hojeas una revista o date un paseo hasta la siguiente estación de metro.

C. Maillard

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